¿Qué hacemos los periodistas con nuestro dolor?

  • Marcela Turati, periodista mexicana con experiencia en cobertura de víctimas de violencia y desaparición de personas, brindó consejos para el cuidado psicoemocional de los reporteros.

Silvia Castillo Nieto, periodista Punto y Aparte, silviacastillo@puntoyaparte-ca.com

Pocos periodistas en Costa Rica han cubierto desapariciones de estudiantes como los de Ayotzinapa en México, asesinatos de niños o ancianos que se encontraban en medio de una balacera de narcotraficantes, masacres o genocidios. Menos hay quienes enfrentan amenazas constantes de muerte por hacer su trabajo.

Sin embargo, el oficio de un reportero en el país muchas veces es agotador; trabajan doce o más horas por día, cubren acontecimientos sangrientos, violentos y dolorosos, o enfrentan condiciones laborales difíciles. Para empeorar estas situaciones, desde hace un año llegó la pandemia del COVID-19 y con ella el miedo y la angustia, cambios drásticos en el trabajo y la familia, y laborar cubriendo el caos, el desempleo, la desesperación y la muerte de cientos de compatriotas.

Entrevistar diariamente a personas que sufren, estar en el lugar donde ocurre una tragedia o descubrir un acto de corrupción que afecta a quienes más necesitan apoyo económico, golpea emocionalmente hasta al más valiente de los reporteros.

Pero, ¿Qué hacemos los periodistas con nuestro dolor?

La periodista mexicana Marcela Turati ha experimentado todo esto y más, ya que desde hace décadas cubre la guerra del narcotráfico en su país, la vida de miles de víctimas de la violencia y la desaparición de personas. Destrozada emocionalmente por tanta sangre y dolor, decidió un día aprender cómo ayudarse a sí misma y cómo ayudar a otros colegas a enfrentar esta situación. El pasado 11 de marzo impartió el taller “Autocuidado y cuidado colectivo para periodistas en contacto con tragedias” organizado por la Red Global de Periodismo de Investigación (GIJN, por sus siglas en inglés).

“A todos nos toca cubrir el dolor”, expresó Marcela. “Entrevistar a personas que nos dicen cosas como “Me lo mataron peor que a un perro…”, “Estuve tirado debajo de la cama, llorando con mis hermanitos…”, “No pude volverlo a ver, ni despedirme…”, “No tenemos qué comer…” Todos hemos visto en televisión a periodistas empezar a llorar al dar una noticia”, reflexionó.

Por eso, afirmó, lo primero que debemos comprender es que el dolor y la angustia que sentimos es normal, es un estrés acumulado, el llamado síndrome del burnout, una reacción ante la situación que enfrentamos todos los días, especialmente quienes siempre cubren tragedias.

Muchos reporteros, detalló, comienzan a dormir mal y tienen pesadillas, están en constante estado de alerta, sienten mucho enojo, sufren de dolores musculares, tienen dilemas éticos, sienten culpa porque no pueden ayudar a quienes sufren, y se preguntan si se equivocaron al trabajar como periodistas. Algunos le han contado que toman vacaciones y regresan sintiéndose igual.

Turati recomienda como primer paso el autoconocimiento. Por ejemplo, preguntarnos: ¿Cuáles situaciones me cargan emocionalmente?, ¿cómo reacciono ante ellas?, ¿qué depende de mí cambiar y qué no puedo cambiar?, ¿qué recursos o prácticas utilizo para enfrentar esas situaciones?

Las siguientes son algunas de las recomendaciones que brindó durante la charla:

  • Aprenda a poner límites y reglas. Hay que dejar claro que los periodistas también tienen un horario de trabajo. Los jefes y compañeros deben respetarlo y también las fuentes. Hablé en su trabajo sobre estos temas, hable con los editores, dígales cómo se siente y su deseo de evitar el burnout.
  • La labor de un reportero es ser testigo de los hechos e investigarlos. Esto ya es importante en sí mismo y nadie debe sentirse culpable de no poder ayudar a las personas. Publicar lo que ocurre es una manera muy importante de colaborar. Ese es el poder del periodismo.
  • Trate de alternar con otro tipo de temas. Por ejemplo, haga periodismo de soluciones o busque historias positivas.
  • Tenga un horario de alimentación, coma sano, haga ejercicio u otro tipo de actividades que le brinden placer como pintar o meditar. Levántese del escritorio cada cierta cantidad de tiempo y camine.
  • Hay que desintoxicarse de lo digital. Desconectarse de Internet, de las redes sociales, de la computadora y el teléfono celular, ciertas horas del día.
  • Si usted es el jefe en una redacción, una vez a la semana reúna a los periodistas y haga “un chequeo emocional”. Permita que expresen sus emociones y cuenten si están pasando por alguna situación especial que los afecta.
  • Busque a un amigo o colega con quién pueda compartir cómo se siente, pero trate de evitar que sean reuniones donde haya alcohol. Tomar en exceso no ayudará, sino que puede empeorar cómo se siente.
  • Recuerde qué lo motivó a ser periodista, cuando sintió que hacer esto era importante.

Marcela narró además experiencias vividas con sesiones grupales con terapeutas que la ayudaron a ella y a sus compañeros de redacción a superar algunos momentos traumáticos de cobertura de tragedias. Incluso, dijo, depende de lo que cada grupo prefiera. Hay algunos que gustan de guías espirituales, ya sean sacerdotes o chamanes. Eso va a depender de cada cultura, de las costumbres de cada país.

Marcela Turati es una de las fundadoras de Periodistas de a Pie y cofundadora de Quinto Elemento Lab. Fue becaria del Ochberg Fellowship del Dart Center for Journalism and Trauma. Ha colaborado en estudios sobre el estrés postraumático en periodistas mexicanos que cubren violencia. Se ha capacitado con terapeutas en el enfoque psicosocial, imparte talleres sobre cobertura de tragedias y sobre autocuidado para periodistas, y constantemente organiza redes de apoyo sesiones de terapia para periodistas en riesgo o durante la cobertura del COVID-19. Autora del libro “Fuego Cruzado: las víctimas atrapadas en la guerra del narco” y coordinadora de libros y proyectos colectivos sobre la violencia mexicana como el sitio Másde72. Ganadora del Reconocimiento de Excelencia de la FNPI en 2014 y el Premio a la conciencia e integridad en el periodismo de la Fundación Nieman de la Universidad de Harvard.

Fotografía: Kat J en Unsplash

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