Indiferencia del público, principal reto que afrontan medios y periodistas

  • Últimos resultados del proyecto Trust in News demostraron que muy pocos conocen cómo se producen las noticias y cómo trabajan los periodistas.

Silvia Castillo Nieto, periodista Punto y Aparte, silviacastillo@puntoyaparte-ca.com

Escuchar a alguien enfadado con un medio de comunicación por alguna noticia que transmitió o publicó, es algo que vemos casi a diario en las redes sociales, y posiblemente quien se queja tampoco confía en la información que está leyendo.

Esa hostilidad es un reto que afrontan los medios de comunicación y los periodistas con quienes menos confianza tienen en las noticias, pero no es el principal.  Es aún más importante la indiferencia.

Esta es una de las conclusiones a la que llegaron los investigadores del Trust in News Project del Instituto Reuters para el Estudio del Periodismo en la tercera parte de su estudio publicada el pasado 9 de setiembre.

Esa indiferencia de los lectores y de la audiencia es un enorme desafío que requerirá de un conjunto de acciones diferentes a las utilizadas hasta ahora para relacionarse con los lectores más críticos o para aumentar paulatinamente la confianza de quienes ya creen en los reporteros. Se les debe demostrar el valor que el periodismo puede tener, destaca el documento.

Los investigadores también pudieron determinar que “quienes desconfían de las noticias en general tienden a saber menos sobre el periodismo, están menos enterados de cómo se practica la profesión y son los menos interesados en las decisiones editoriales y en las elecciones que cotidianamente toman los editores al producir las noticias”.

Trust in News Project estudia el fenómeno de la desconfianza en las noticias desde setiembre del 2020 luego de que el Digital News Report 2020 reveló que únicamente el 38% de los encuestados dijo que confía en la mayoría de las noticias. Este reporte cubrió 40 mercados y este año aumentó a 46.

La credibilidad en el periodismo ha disminuido en las últimas décadas en muchos países y continúa sin mejorar. Según el Instituto Reuters, pese a que la pandemia del coronavirus incrementó un poco la confianza en algunos medios de comunicación, este gremio continúa enfrentando “ataques abiertos y hostiles por parte de críticos que expresan enérgicamente su desconfianza y su desdén, destacando sus deficiencias, tanto reales como percibidas, sobre todo en las redes sociales”.

Trust in News pretende responder a preguntas como ¿Por qué se erosiona la confianza?, ¿Cómo se desarrolla en contextos distintos y en diferentes grupos? y ¿Cuáles son las consecuencias y qué se podría hacer al respecto?

Esta iniciativa, financiada con una subvención del Proyecto de Periodismo de Facebook, analiza además en qué fuentes de noticias digitales confían las personas, por qué las personas confían en ellas y qué pueden hacer los editores y las plataformas para ayudar a los ciudadanos a tomar decisiones sobre en qué noticias confiar en línea.

El proyecto tendrá una duración de tres años, pero los resultados se están publicando por etapas. El 3 de diciembre del 2020 se publicó la primera entrega, el 21 de abril del 2021 la segunda y el pasado 9 de setiembre la tercera. (vea Confiar o no confiar en las noticias, Instituto Reuters revela primeros resultados del proyecto Trust in News)

Los países seleccionados para realizar el estudio son Reino Unido, Estados Unidos, Brasil y la India.

En Trust in News trabaja como investigadora postdoctoral la periodista costarricense Amy Ross Arguedas, quien obtuvo una maestría y un Ph.D. en el programa de Medios, Tecnología y Sociedad en el Departamento de Estudios de Comunicación de la Universidad Northwestern, en Illinois, Estados Unidos.

Ross labora con cinco investigadores más: el director del instituto, Rasmus Kleis Nielsen, el jefe de investigación, Richard Fletcher, el jefe del equipo, Benjamin Toff, y las investigadoras Camila Mont’Alverne de Brasil y Sumitra Badrinathan de la India.

Muy pocos saben cómo se producen las noticias

¿Cómo ve la gente a los medios de comunicación con los que se topa en la vida cotidiana y qué puede decir eso sobre los motivos por los que confía (o no) en las noticias que encuentra? La respuesta a estas interrogantes era el principal objetivo de la segunda etapa.

Esta entrega se basó en conversaciones con 132 personas en Brasil, India, el Reino Unido y Estados Unidos (EE. UU.). Incluyó una combinación de focus groups y entrevistas en profundidad y todas se realizaron de forma virtual debido a la pandemia de COVID-19.

Los países seleccionados son similares en el hecho de que han adquirido las plataformas digitales como agentes fundamentales de la información.

Los investigadores detectaron que muchas veces la confianza “gira en torno a vagas impresiones de las identidades de marca (de los medios de comunicación) y rara vez en detalles relacionados con las prácticas periodísticas o los estándares editoriales de los medios, que son las cualidades que los periodistas suelen enfatizar sobre su trabajo”.

“En el mundo del periodista a nosotros nos gusta creer mucho en los procesos de transparencia, en los criterios editoriales y en la parte más normativa de ejercicio periodístico. Pero, lo que encontramos es que la gente común y corriente suele ponerles mucho menos atención a esas cosas, le pone más atención a cómo se ve la noticia, la apariencia, las imágenes que acompañan las noticias, así como el uso del lenguaje e incluso los errores ortográficos”, explicó Ross.

Esto no significa, explicó Ross, que la transparencia y las buenas prácticas profesionales no sean intrínsecamente valiosas para el ejercicio de un periodismo responsable y posiblemente tengan algún impacto entre quienes son consumidores más fervientes de noticias, “pero sí nos indica que difícilmente estas estrategias por sí solas van a solucionar el problema de la desconfianza”.

Varios de los hallazgos clave de este informe son:

  • La familiaridad con los medios de comunicación y sus reputaciones fuera de Internet a menudo moldeaban lo que la gente pensaba de sus contenidos online. Por ejemplo, a menudo los límites entre una fuente “de confianza” y otra que “cae bien” fueron borrosos. El nombre de un medio de comunicación puede ser un ancla para la confianza, pero también para la desconfianza.
  • Muy pocos conocían cómo se producen las noticias, cómo se toma una decisión de qué o por qué cubrir una noticia, o cómo se recolecta la información que luego terminará siendo una noticia. Por esas razones es que se concluyó que estas prácticas periodísticas rara vez resultaron centrales en la forma en que la gente pensaba sobre la confianza.
  • El trabajo individual de los periodistas resultó a menudo mucho menos visible y una cantidad considerable en Brasil, Reino Unido y Estados Unidos no pudieron nombrar a un solo periodista de sus países. Diferente fue el caso de los presentadores de televisión a quienes sí recordaban.
  • Las percepciones de sesgos e intenciones ocultas resultaron predominantes. Muchos creen que las noticias son “controladas” por ciertas fuerzas, lo que los lleva al escepticismo y la resignación sobre la posibilidad de que cualquier fuente de noticias pueda ser considerada como proveedora de información rigurosa.
  • La pandemia no parece haber modificado las opiniones preexistentes sobre los medios de comunicación.
  • La mayoría mostró baja confianza en la información que veía en las plataformas, pero la opinión sobre cada medio a menudo dependía de cuán fuerte era lo que ya pensaban sobre determinado medio de comunicación. Los investigadores resaltaron también el hecho de que en general, puede resultar apabullante o difícil para cualquier persona extraer sentido de la abundancia de información que se encuentra en Internet.

Creer en lo que se lee

Los medios de comunicación no son los únicos que enfrentan la desconfianza del público. También existe una crisis de confianza en otras instituciones como los gobiernos y es difícil desligar una de las otras.

Para los periodistas y los medios de comunicación, la confianza es vital porque se requiere que las personas crean en lo que leen y estén dispuestas a pagar por eso.  Además, todas las personas necesitan fuentes de información fiables para entender el mundo y tener una mejor perspectiva de lo que ocurre.

La indiferencia del público es, según los investigadores, la preocupación más grande que deberían tener los periodistas ya que encontraron que un grupo considerable de personas no está siquiera interesado en las noticias.

“Les preguntamos qué les parece que podrían hacer los medios de comunicación para tratar de recuperar [la confianza], ¿hacer x o y cosa ayudaría? Y en general [a estas personas desinteresadas en el periodismo] como que les da lo mismo, como que las soluciones [tradicionales] no los mueven a pensar que los medios de comunicación van a ser más fiables”, detalló Ross.

La investigadora explicó que esta realidad los obliga a replantearse qué tipos de soluciones podrían servir entre diferentes sectores de la población. “Entre las personas desinteresadas, existe un gran reto, por un lado, de cómo comunicar el valor de las noticias, pero, por otro lado, un reto editorial de cómo generar periodismo que sea efectivamente relevante para ellos”.

En un entorno mediático como el actual: digital, móvil y dominado por las plataformas, los lectores utilizan los motores de búsqueda, las redes sociales y las aplicaciones de mensajería para acceder a las noticias, y por eso es tan importante conocer cómo se puede construir la confianza.

En estas plataformas el ciudadano puede encontrarse también con muchos otros tipos de información, incluyendo a veces la desinformación. A esto hay que sumarle que, según demuestran estudios, hay muchas personas a las que les cuesta diferenciar entre lo que es real y lo que es información falsa.

En la tercera entrega del informe Trust in News se usaron datos de encuestas originales realizadas en cuatro países (Brasil, India, Reino Unido y Estados Unidos) para comprender con más detalle cómo los diferentes segmentos de las audiencias tienen distintos grados de confianza en las noticias.

El informe presenta tres grupos: «quienes desconfían en general», «quienes confían de forma selectiva» y «quienes confían en general».

Los investigadores pudieron concluir que “quienes por lo general carecen de confianza en las noticias no son necesariamente las personas más expresivas y enfadadas con la cobertura informativa”. Más bien, encontraron que quienes desconfían “tienden a saber menos sobre el periodismo, están menos enterados de cómo se practica la profesión y son los menos interesados en las decisiones editoriales y en las elecciones que cotidianamente toman los editores al producir las noticias”.

Estos son algunos de los resultados clave:

  • La gente confía más en las noticias que consume por sí misma, en las que elije usar, incluyendo en redes sociales.
  • Muchas personas tienen opiniones altamente negativas sobre las prácticas periodísticas básicas. Por ejemplo, piensan que los periodistas permiten que las opiniones personales influyan en la cobertura, que aceptan pagos no revelados de fuentes o que tratan deliberadamente de manipular al público. En Brasil, el 43% dijo que los periodistas intentan manipular a la audiencia, en India el 41%, en el Reino Unido el 30% y en EE. UU. el 34%.
  • Quienes menos confían en las noticias tienden a ser mayores, menos educados, menos interesados en política y menos conectados con los centros urbanos.
  • Quienes menos confían prestan menos atención y son más indiferentes a las características específicas del ejercicio periodístico.
  • Las interacciones con reporteros son infrecuentes y suele ser escasa la familiaridad con los conceptos básicos sobre cómo funciona el periodismo. Por ejemplo, en EE UU. solo el 49% dijo conocer la diferencia entre un reportero y un comentarista, y el Brasil solo el 48%.
  • Las brechas de confianza en las noticias se alinean con los déficits de confianza social e interpersonal y con la insatisfacción respecto de la democracia. En el Reino Unido, por ejemplo, solo el 5% “confía del todo” en la prensa y en EE. UU. solo el 10%.

¿Será igual en Costa Rica?

Según explicó Ross, uno de los objetivos de hacer un estudio comparativo es justamente tratar de ver qué tipos de cosas se sostienen independientemente del contexto y qué cosas cambian.

“Estados Unidos, Reino Unido, Brasil e India son países sumamente diferentes en cuanto a su sistema mediático, pero también en cuanto a la coyuntura política, en cuanto a la confianza en las noticias, etc. Entonces cuando comenzamos a ver que hay patrones que se repiten independientemente del país, y son muchos los que encontramos que se repiten, tenemos la sensación de que se generaliza a contextos muy diferentes, no es exclusivo a un solo país”, expresó.

Un ejemplo es el tema de la indiferencia, el cual independientemente del país, pudieron determinar que suele predecir el grado de desconfianza en las noticias. “Esas son cosas que podemos aprender, que hay lecciones valiosas que podemos sacar de ahí. Es importante tratar de replicar las cosas en el contexto propio, pero cuando no se cuenta con esos estudios, creo que podemos aplicarlas… al final la situación de los medios de comunicación muestra muchos paralelos en distintos países”, manifestó Ross.

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