Silvia Castillo Nieto, periodista, Punto y Aparte
Alfonso Armada, escritor español y director de la revista digital fronteraD, no tiene ningún empacho en decir que este medio de comunicación dedicado al periodismo narrativo, la crónica y el ensayo, nació de “un cansancio de la queja”.
“Los periodistas españoles tenemos por costumbre, y no sé si una costumbre extensible a Centroamérica, de quejarnos continuamente. De los periódicos, de las revistas, de los jefes, de la situación…”, explica sin titubear el periodista de 61 años, quien es corresponsal cultural del diario ABC de Madrid, fue corresponsal de este mismo medio en Nueva York entre 1999 y 2005, y cubrió el cerco de Sarajevo y el genocidio de Ruanda.
Sentado en un restaurante del piso 17 de un hotel josefino, durante una entrevista realizada mientras participaba en el festival anual de escritores Centroamérica Cuenta, Armada comparte emocionado cómo fronteraD surgió así, un día como cualquiera hace diez años, mientras era corresponsal en Nueva York y se reunió con un grupo de colegas y posiblemente, terminaron quejándose.
Dijimos, por qué no dejamos de quejarnos y hacemos como nuestro señor Jesucristo y predicamos con el ejemplo y cómo es predicar con el ejemplo, pues haciendo lo que se debe hacer. Haciendo una buena revista que al final se parezca un poquito, por ejemplo, al New Yorker”, cuenta con cierta picardía.
Por cierto, la letra D que acompaña el nombre frontera es justamente de “digital”. Era una pregunta con respuesta obvia, pero esencial.
Armada narra que quienes laboran con él en la revista lo hacen por amor al oficio. Nadie recibe pago pero sí gran satisfacción. Hay periodistas, fotógrafos, director de arte, webmaster e ilustradores.
Querían hacer una revista que fuera profunda, divertida, que estuviera bien hecha, que se atuviera a la verdad, y que contara el mundo de forma más profunda, más interesante y más inteligente. El tipo de periodismo es narrativo y la meta es que llegué más allá de los lectores españoles, que la lean también en América Latina y todos quienes hablan español.
“fronteraD surgió de ese deseo, de intentar hacer una revista que fuera impecable, que hablara mucho de cultura, del mundo, que hablara con parsimonia, con inteligencia, con rigor, recorriendo todos los instrumentos del mundo digital, pero también cuidando mucho el papel, la ilustraciones, las fotografías, haciendo buen periodismo, y haciendo periodismo apasionante”, dice Armada.
La revista se actualiza todos los jueves y tiene seis secciones con nombres de novela y todos en minúscula: brújula, mientras tanto, acordeón, arpa, universo elegante, sociedad del espectáculo.
Por cierto, la sección acordeón actualmente la abre un reportaje sobre Costa Rica: “Montezuma. Una pareja de escandinavos se fuga al trópico costarricense en busca del paraíso”, del periodista Alejandro Ipiña y publicado el pasado 17 de mayo. Según dijo Armada, se trata de una investigación que se tomó al reportero varios meses y revela la vida de Nils Olof Wessberg y Karen Mogensen quienes vivieron en Corcovado a mediados del siglo pasado y crearon la reserva natural Cabo Blanco. Wessberg fue asesinado en un bosque en la Península de Osa.
La información sobre cultura es fundamental para fronteraD y según su director, se cubre de forma igualmente rigurosa y profunda como las demás noticias.
Para quienes gustan del oficio del periodismo, hay un manual de deontología y buenas prácticas, que puede ser un placer leer y guardar por ahí para cuando alguien insista en que la rigurosidad pasó de moda.
En fronteraD se pueden adquirir libros y e-books publicados por la misma revista, lo que genera algún ingreso a sus promotores. “Estamos publicando libros y los libros sí dan dinero. Estamos encontrando lectores que no permiten financiar cada libro y pagar a las imprentas y a los autores”, narra Armada.
El problema, como le ocurre a muchos medios digitales, es que siguen sin encontrar un modelo de negocio que les permita ser rentables. “No encontramos financiación, ya llevamos diez años tratando de hacer algo lo mejor posible pero sin dinero, lo cual no es una fórmula idónea porque no podes estar auto explotándote, ni pidiéndole a la gente que contribuya de forma gratuita porque no es forma de trabajar”, reconoce su director.
Sin embargo, antes de seguir quejándose como lo hacían antes, mejor continúan escribiendo e intentando explicarse ellos mismos el mundo y explicárselo a quien se haga preguntas.
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