Organizaciones ciudadanas fueron las voces del agua en un año de crisis

Por Joel Rodríguez

En 2024, Costa Rica atravesó una crisis hídrica que afectó a miles de personas. Desde la Gran Área Metropolitana (GAM), hasta comunidades rurales, la población se ha enfrentado a racionamientos, contaminación y múltiples problemas de acceso al agua potable.

En medio de tanta dificultad, las organizaciones ciudadanas y comunales sobresalieron al ponerse al frente de la defensa del derecho humano al agua.

El acceso al servicio de agua potable en Costa Rica es un derecho fundamental, así lo indica el artículo 50 de la Constitución Política, artículo 1 de la Ley n.° 9849, publicada en La Gaceta n.° 159 del 2 de julio de 2020:

“Toda persona tiene el derecho humano, básico e irrenunciable de acceso al agua potable, como bien esencial para la vida. El agua es un bien de la nación, indispensable para proteger tal derecho humano. Su uso, protección, sostenibilidad, conservación y explotación se regirá por lo que establezca la ley que se creará para estos efectos y tendrá prioridad el abastecimiento de agua potable para consumo de las personas y las poblaciones.”

Pese a esto, los cortes de agua en la GAM han sido más frecuentes en los últimos años. A mediados de este año, ya se registraban 2,428 episodios de cortes. Esta cifra representó el 70,9% del total de los cortes reportados en todo 2023.

La Defensoría de los Habitantes afirmó que el 2024 fue un año de alerta roja en crisis por el agua potable. A junio del año anterior, ya habían recibido más de 250 denuncias por agua.

Es allí donde se vuelven importantes los esfuerzos que realizan muchas personas en la lucha por este derecho constitucional.

Voces ciudadanas

Luis Chaves, vecino de Moravia, cuenta que al ver todos los casos de comunidades afectadas por problemas con el agua, entendió que era momento de actuar.

“Tenemos que velar por este derecho constitucional que nos corresponde a nosotros, a todos los costarricenses. El recurso hídrico es lo más importante para nosotros, va desde la salud, hasta nuestros hogares, hasta para el desarrollo de nuestra comunidad y no hay que bajar nunca la guardia. Hay que seguir luchando por ese derecho que nos corresponde, que es el agua”, mencionó Chaves.

Chaves, quien posteriormente formaría parte de la Comisión Hídrica Moraviana, asegura que comprendió la necesidad de movilizarse y de levantar la voz por aquellos que por diversos motivos no pueden.

“Es muy fuerte que te llame una pareja de adultos mayores diciendo que la cisterna no pasa por la casa de ellos porque está a 100 metros de diferencia de la ruta. ¿Cómo hacen 2 viejitos de 80 años para cargar un balde? O una mamá que está enferma y quien la cuida es su hijo de 10 años, ¿cómo lo pones a cargar baldes?”, dijo conmovido.

Si bien, desde instituciones como el  Instituto Costarricense de Acueductos y Alcantarillados (AyA) se han implementado medidas para enfrentar estos problemas de suministro y contaminación, sobre todo en la GAM, la Defensoría de los Habitantes, afirma que los esfuerzos no han sido suficientes y es necesario una planificación y ejecución más eficiente.

Dafne Araya, vecina de Guadalupe, mencionó que luego de haber estado 11 días con problemas en el acceso al agua, su preocupación escaló cuando pensó en los adultos mayores y las personas de vulnerabilidad de la zona.

Araya, quien también afirma rescatar animales, comenta que los vecinos tuvieron que organizarse para exigir ese derecho que tienen como ciudadanos.

“Cuando empezamos a manifestarnos me pude dar cuenta de la cantidad de adultos mayores que están solos y que les cuesta andar detrás de un cisterna. Yo les decía a las autoridades que nosotros pagamos por un servicio para que llegue a la casa, no para andar persiguiendo un cisterna por todo Guadalupe”, mencionó Araya.

Un factor que afirma le cambió su perspectiva acerca de la situación fue observar a los adultos mayores que no podían recolectar el agua que traían las cisternas.

“Había muchos adultos mayores que no podían jalar agua. Un adulto mayor no va a caminar 500 metros con garrafas de agua. Ese día me golpeó y me destrozó el alma.”

Historias como las de Luis y Dafne reflejan el impacto humano de la crisis hídrica a nivel nacional, pero hay claridad de que el problema va más allá de lo que sucede en las comunidades.

Los diferentes cortes y racionamientos que han sufrido durante estos años miles de personas de la GAM son nada más y nada menos que el resultado de un déficit hídrico estructural el cual afecta a la mayoría de los sistemas de acueductos de la región.

Según se revela en el Informe Estado Nación 2024, aproximadamente el 71% de los sistemas de acueductos en la GAM operan con déficit hídrico.

“De los 31 sistemas de acueductos que conforman esta zona, 22 se encuentran en condición deficitaria”, menciona el documento.

El sistema más crítico es en Tres Ríos, con  -298,7 l/s, pero el problema no solo se limita a esta zona. Este tipo de déficit genera razonamientos constantes y abastecimiento irregular.

Esto no solo evidencia la necesidad que se tiene de soluciones estructurales, sino también resalta la importancia que tiene la ciudadanía para enfrentar esta crisis.

Voces como las de Luis y Dafne, las cuales no solo denuncian, sino que sirven como inspiración para que las comunidades actúen y exijan un cambio, son más que necesarias.

Contaminación 

Durante el año 2024, hubo muchos reportes a lo largo del país de agua contaminada que llegaba a los hogares de los costarricenses. Si bien es una situación alarmante, es aún más preocupante pensar la condición de los ríos que abastecen estas fuentes y, en general, de los ríos que fluyen a lo largo del país.

En Costa Rica tenemos uno de los ríos más contaminados de toda Centroamérica, el río Tárcoles.

Pese a la cantidad de biodiversidad que allí habita, se vierte más del 69% de aguas residuales de Costa Rica, contaminando gravemente sus aguas.

Este río funciona como una de las mayores cuencas en cuanto a la obtención de agua concesionada para diversas actividades del país.

Los vertidos provienen principalmente de actividades urbanas, como el desarrollo inmobiliario, comercio y producción, sin un tratamiento adecuado.

Pero, la contaminación de los ríos no se limita solo al río Tárcoles. El río María Aguilar, Torres, Virilla, Tiribí y muchos otros ríos a nivel nacional enfrentan esta problemática.

Ante estas situaciones también existen organizaciones y personas que consideran necesario alzar la voz.

Uno de estos casos es Amigos del Río Torres, quienes se enfocan en la recuperación de la cuenca de ese río, todo lo que tiene que ver con la descontaminación del agua y el corredor biológico que lo acompaña.

“Somos conscientes de que es un río que está en la ciudad, por ende presenta otro tipo de problemática. Tenemos que tomar en cuenta muchos temas, por ejemplo la comunidad, que es muy importante y también factores sociales de la ciudadanía”, mencionó Carlos “Charlie” Velásquez, presidente de Amigos del Río Torres.

Esta organización, declarada interés público, nació hace aproximadamente 10 años y desde entonces han luchado por el bienestar de este río.

“Es de mucha magnitud el trabajo. Es bastante grande el río torres, son 26 kilómetros y por más de que se limpia, arriba hay muchos afluentes y quebradas que vienen hipercontaminadas”, indicó Velásquez.

Afirmó que por la magnitud, hay 3 puntos en los que se trabaja con mayor fuerza, con el fin de que haya un impacto notable en el río y en las comunidades aledañas.

Si bien, descontaminarlo por completo es una opción que se les escapa de las manos, han hecho todo lo posible para mejorar el río y sus alrededores.

Una de las actividades en las que más se destacan son las jornadas de limpieza, en las cuales miembros y personas voluntarias se reúnen para mantener limpios y ordenadas zonas específicas a lo largo del río.

“Siempre estamos trabajando con la comunidad, siempre estamos haciendo actividades y trabajando con empresas privadas. A veces no son voluntariados abiertos, pero todas las semanas tenemos trabajo que hacer”, mencionó Velásquez.

Por otro lado, Annette Chavarría, codirectora de Río Urbano, afirma que el tema del agua a nivel nacional necesita ser potenciado.

“Desafíos hay muchos, desde temas de gobernanza hasta participación ciudadana. El tema del agua necesita ser potenciado en Costa Rica con prioridad”, indicó Chavarría.

Río Urbano, que nació en 2012, se ha consolidado como un equipo con una visión integral en donde la educación y sensibilidad puede ser de ayuda ante la problemática de los ríos urbanos en el país.

“Es fundamental (la educación y sensibilidad). Los seres humanos somos seres de emociones, de pensamientos, de acciones, de aprendizajes. Sabemos el valor único que tiene el trabajo participativo, la acción colectiva genera aprendizaje, conocimiento, bienestar, progreso y posibilidades. Toda acción tiene una reacción”, afirmó Chavarría.

Afirma que durante años las malas prácticas ambientales estaban poniendo en riesgo los ecosistemas.

“La realidad a nivel mundial es que tenemos aún poca información sobre el agua que tenemos disponible o no. Necesitamos datos, investigaciones, trabajo colectivo. Queda mucho por hacer”, dijo la codirectora de Río Urbano.

Con algo que todas estas voces coinciden es con la necesidad de sensibilizar a la ciudadanía.

Cuando hay personas y organizaciones dispuestas a luchar incansablemente por algo que es para todos, es cuando nace la esperanza.

Que, aun en medio de una crisis, haya voces demostrando que cada acción hace la diferencia y que se puede construir un futuro en donde el agua sea valorada por lo que es, un recurso vital.

Falta mucho por mejorar, trabajar por el acceso limitado y la contaminación. El agua es vida, pero desde las autoridades hasta los ciudadanos se debe asumir gran responsabilidad en la protección de este recurso tan valioso.

 

Reportaje publicado en Semanario Universidad

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