Periodismo político en tiempos de populismo

El populismo es un fenómeno de comunicación. La relación entre los actores populistas y los medios de comunicación suele ser tensa; los primeros reciben una cobertura crítica en la prensa y los medios son retratados por los actores populistas como parte de la élite “corrupta”.

Así lo señaló en un reporte sobre periodismo político en tiempos de populismo el becario del Shorenstein Center de Harvard Kennedy School y profesor de Comunicación Política de la Universidad de Amsterdan, Claes H. de Vreese.

El reporte plantea 10 lineamientos para periodistas. Punto y Aparte los analiza con periodistas de experiencia en cobertura política, a propósito de los pasados meses de campaña electoral y el proceso que sigue a partir de ahora, con presidente electo.

 

  1. Es recomendable que los periodistas informen sobre los actores populistas como lo harían con otros personajes políticos.
  2. Sin embargo, también hay buenas razones para que los periodistas no cubran el populismo como si fuera solo otra forma de política pues hay ideas que simplemente deben repudiarse o denunciarse y, aunque eso conlleve el cargo de parcialidad, el deber cívico de los periodistas obliga a una respuesta enérgica.
  3. Un desafío para los medios es cómo cubrir a los actores que están en modo campaña durante el tiempo en que gobiernan, más allá del tiempo de las elecciones. Ese es el caso de la presidencia de Donald Trump en Estados Unidos. Esto puede llevar a los periodistas a enmarcar historias sobre el gobierno de la misma manera que lo hacen en el periodo electoral, a manera de pelea. Según el autor esto puede aumentar la desconfianza pública tanto en el proceso político como en los medios informativos.

 

Sobre este último tema consultamos a Mario Bermúdez, periodista y profesor. Para él las redes sociales y plataformas como Whatsapp “han demolido el monopolio que tenían los medios de comunicación sobre la definición de la agenda informativa: lo que es noticia hoy no depende solo de periodistas”. Esto, unido al fenómeno de las “fake news” y la búsqueda de los clics y el rating, hace que el debate esté a veces más enfocado en rumores o temas de “ruido” en las redes, que en información seria.

“En estos procesos, la credibilidad se ve afectada, los públicos están consumiendo la información cada vez más a partir de la dinámica de redes y los movimientos de fuentes, con un mayor nivel de confusión y con menores elementos de verificación. Aquí es donde reside el gran desafío para la prensa hoy en día: poder trascender estas tendencias y ofrecer información confiable”, puntualizó. 

Además, según Mario Bermúdez, la confirmación de las noticias se ve afectada por el criterio de inmediatez, resguardado en coletillas de “noticia en proceso”.

 

  1. El desequilibrio informativo puede ocurrir cuando los periodistas se obsesionan con la comunicación de los actores populistas. Eso ocurre, según el autor del informe, con la cobertura en Estados Unidos de los tweets de Trump. “Tal cobertura, si se exagera, contribuye al cinismo público sobre la política y los periodistas”, señala el autor del Shorenstein Center.

 

Para Manuel Avendaño, periodista de temas políticos en El Financiero, «los periodistas fuimos actores -y protagonistas- en la campaña política más extraña de los últimos tiempos (…) El espacio para obtener y guardar primicias se reduce sustancialmente y asfixia la calidad de las informaciones. Hay que sacar la nota primero y luego se va nutriendo. Hay que cambiar el título para que atraiga más clics, hay que pensar en videos, gráficos y transmisiones de Facebook Live para enriquecer la nota. Hay que hacer que se lea y que la gente se quede un buen tiempo en el artículo para que cobre valor y se pueda monetizar».

«El populismo, las redes sociales y toda la estela de cambios que ambos fenómenos arrastran a su paso, no pueden y no deben ser elementos para reducir la calidad del periodismo, para que los reporteros dejemos la consulta directa a la fuente y la cambiemos por un tuit o un post de Facebook. Las herramientas tecnológicas son valiosas, pero nunca van a sustituir los principios elementales del buen periodismo que se erige a partir de las conversaciones con fuentes, la investigación, el análisis de datos y el olfato de un reportero que vive y respira su entorno. Nadie puede ni debe, llevarnos al abismo del reporteo fácil que se ve incentivado por el populismo político”.

 

  1. La estrategia de los populistas de comunicarse directamente con sus públicos a través de las redes sociales se convierte en una demanda de responsabilidad para los periodistas como receptor pasivo. “Los periodistas deberían ser tan cautelosos con los tweets como con los comunicados de prensa estándar”.

 

Según Álvaro Murillo, periodista de asuntos políticos en el Semanario Universidad, la disyuntiva entre informar y servir de eco para un mensaje pensado para viralizarse, él la resuelve así: jamás compartir el mensaje así tal cual. Siempre puede haber un elemento que podemos aportar, un dato de contexto o un par de buenos signos de interrogación.

“A veces incluso conviene abstenerse de difundir ese mensaje si carece de contenido noticioso, pues a menudo vemos contenidos meramente efectistas que pueden tener algún sentido para la estrategia del candidato pero no para nuestro trabajo como periodistas. Sí conviene guardarlos, tomar nota de ellos porque pueden ser útiles cuando elaboremos perfiles o algún material en que tenga sentido mencionar las formas (irrespetuosas, sarcásticas, humorísticas, solemnes o violentas) que usa el candidato X para comunicarse con su audiencia (o con sus espectadores)”.

 

En su otra línea de guías y consejos, Claes H. de Vreese insiste en el valor de contextualizar en las notas sobre actores populistas y sus mensajes, así como redoblar atención en los detalles de las propuestas políticas que hagan esos personajeres.

También señala que la transparencia del medio toma mayor importancia y recomienda franqueza con las audiencias sobre su forma de operar e incluso sobre sus dueños, para contrarrestar la retórica populista que encasilla a los medios como organizaciones que son parte de la élite.

Para Yanancy Noguera, Directora de Punto y Aparte, y ex directora de La Nación y El Financiero, uno de los señalamientos más importantes del autor, aplicable a la realidad de Costa Rica, es que esta es una oportunidad para que los periodistas expliquemos por qué es fundamental una prensa libre. Eso se hace no diciéndolo, sino haciéndolo. Periodismo a profundidad en tiempos de populismo.

 

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