¿Puede coexistir el crecimiento turistico de la mano con la protección de los recursos naturales? Esa es la disyuntiva a la que se enfrentan diariamente los pobladores del Golfo Dulce en la Península de Osa.
Este Golfo, tiene un modelo turístico muy diferente al de otras costas del país. Sus características de gran biodiversidad le han permitido encontrar en el ecoturismo, una alternativa para vender sus oportunidades diferenciadoras. Sin embargo, el crecimiento desordenado de esta actividad pone en riesgo las áreas protegidas que rodean la zona y por lo tanto, la generación futura de oportunidades.
Problemas de tenencia de tierra, empleo y una legislación confusa y fraccionada para la protección de las áreas protegidas en la Península de Osa, han ocasionado que en nombre de la búsqueda de empleo, se adopten decisiones contrarias a la protección del ambiente.
Ambientalistas expertos proponen como solución la armonización de las opciones económicas y la realidad de las áreas silvestres protegidas, promoviendo el ordenamiento territorial así como el empoderamiento de las comunidades y el apoyo a las PYMES de la zona.
Proyecto publicado en CRHoy.com
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