Una cumbre del clima con pocas expectativas y un mundo con mucho que perder

  • Velocidad de descarbonización no es el único problema que se discutirá en la COP26, también importa cómo es que descarbonizaremos.

Alejandra Vargas | periodista

Esta será la quinta cumbre mundial del Clima (COP) desde que se firmó el Acuerdo de París, cuyo artífice es ni más ni menos que la diplomática costarricense Christiana Figueres.

Coincidentemente, los últimos cinco años han sido los más cálidos registrados en la historia con eventos sin precedentes en localidades como el Ártico. Aproximadamente un millón de toneladas de hielo por minuto se perdieron de la capa de hielo de Groenlandia solo en el 2019.

El ajedrez político y social del mundo ha movido muchas fichas en los últimos cinco años:  también en Costa Rica.  La salida y regreso de Estados Unidos (EE. UU.) a las negociaciones climáticas tras el mandato de Donald Trump y la innumerable evidencia del calentamiento global se han hecho sentir en formas de incendios abrazadores, inundaciones dramáticas y millones de damnificados y refugiados.

Aunque se ha dicho incansablemente que el 2020 era el año crítico para tomar decisiones climáticas, algunas de las acciones más inminentes y vitales parecen seguir teniendo que postergarse. El tiempo avanza y la amenaza global crece.

Múltiples reportes científicos han demostrado de forma reiterada que para mantener la temperatura del planeta por debajo de 1,5 grados con respecto a la era preindustrial (como pactaron tantos países en el Acuerdo de París), el mundo no puede permitirse el lujo de quemar todas las reservas existentes de combustibles fósiles y mucho menos descubrir otras nuevas.

La misma Agencia Internacional de Energía dijo contundentemente en mayo pasado que para cumplir con esos objetivos de reducción de emisiones había que dejar completamente de dedicar inversiones a proyectos de petróleo, gas y carbón en el mundo.

Sin embargo, esas inversiones no se han detenido. En Costa Rica donde no se han hecho, apenas se debate en el Plenario si deberíamos prohibirlas. Parece una ironía.

Es así, en medio de tanta incertidumbre y retos globales, que líderes del mundo se reúnen en la llamada 26ª Conferencia Anual de las Partes (COP26) en Glasgow, Escocia, del 31 de octubre al 12 de noviembre.

Algunos negociadores y muchos activistas por la justicia climática señalan que no hay razón para esperar grandes cosas de esta COP26. Hay pocas expectativas de cambios en políticas climáticas que sean efectivas. Sin embargo, el acuerdo tácito parece ser que hay que ir y que es hora de dar más voz a las personas, especialmente a los más jóvenes que tienen derecho a exigir un mundo mejor del que les estamos legando.

No es de extrañar que a pesar de la pandemia se esperen grandes movilizaciones de estudiantes en agrupaciones como la llamada Extintion Rebellion, entre otras, tanto en Escocia como en otros países. Los jóvenes ya han anunciado que buscarán al menos que se acuerden reformas provisionales significativas y alternativas “socialmente justas”.

Hasta este momento no logré encontrar ninguna manifestación programada en Costa Rica. (Eso me recuerda: ¿nunca se ha preguntado por qué Costa Rica no tenemos nuestra propia Greta Thunberg o un movimiento juvenil más activo?).

La velocidad de descarbonización es solo uno de los problemas que se discutirá en la COP26, también se analizará cómo es que descarbonizaremos y el impacto que puede tener en la vida de las personas y no solo de los empresarios o gobiernos. En eso, Costa Rica está bastante avanzada, al menos en teoría. (Se puede leer sobre esto en el Plan Nacional de Descarbonización).

Sin una planificación oportuna y pertinente, decisiones como la conversión hacia energías limpias podría significar una pérdida masiva de trabajos y condiciones de vida (especialmente si las personas no han sido capacitadas para darle un giro a sus profesiones y medios de sustento). Dicho en tico, sería peor “el remedio que la enfermedad”.

Pero claro, esos cambios organizados cuestan dinero y la justicia climática apunta a que deberían ser cubiertos por quienes han contribuido más con los daños y evitando lo que ocurre hoy día: gastos o pérdidas que terminan siendo asumidos por quienes menos han causado el problema como las comunidades indígenas y países menos desarrollados como el nuestro.

“Necesitamos más ambición en la COP26 para limitar el aumento de temperatura a 1,5 ° C. También necesitamos un espíritu emprendedor que se mostraron en estos premios”, mencionó Christiana Figueres tras la entrega de los premios Earthshot, el nuevo programa ambiental creado por el príncipe Guillermo de Gales que pretende encontrar nuevas ideas y tecnologías en todo el mundo para lidiar con el cambio climático.

 

“Traeremos a los finalistas de @EarthshotPrize a la COP como prueba viviente de que existen soluciones ambiciosas para reparar el planeta. El momento de actuar es ahora», añadió el Príncipe Guillermo.

Costa Rica fue premiada con un millón de libras (US$1,4 millones) como reconocimiento al sistema de pago por servicios ambientales que permitió la recuperación forestal del país.

Una vez más, el sistema tico que creó una compensación a los esfuerzos y acciones oportunas por preservar la naturaleza (y reconocer sus servicios ambientales) serán el “trapo de dominguear” en estas conversaciones globales en las que participará incluso el Presidente de la República, Carlos Alvarado, y una comitiva que es profundamente respetada a nivel internacional.

“Costa Rica alzará la voz en este foro, bajo la convicción de que es un imperativo tomar decisiones valientes para enfrentar la crisis climática que afecta a todo el planeta”, comentó el mandatario. Nuestro país lidera con el ejemplo”, expresó en un comunicado oficial de presidencia.

¿Qué podemos esperar los ticos de la COP además de aplausos? Aunque necesitamos y merecemos financiamiento para muchas de las iniciativas de mitigación y prevención del calentamiento global que están en marcha en el país, hay quienes bromean que después de “los millones del príncipe”, tenemos poca oportunidad.

Habrá que ver cómo evoluciona la rendición de cuentas de nuestra delegación en materia de las llamadas Contribuciones Nacionalmente Determinadas (acciones climáticas con las que se comprometió el país hasta el 2030) y de la llamada Estrategia REDD+, desarrollada para atender “los motores de la deforestación”.

El Presidente de Costa Rica moderará el panel sobre la Coalición de Alta Ambición para la Naturaleza y las Personas -liderado por Costa Rica, Francia y Reino Unido- y por invitación del príncipe Carlos, será coanfitrión de los llamados premios Ashden, que galardonan proyectos de agricultura regenerativa en el mundo.

 

 

 

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