Yanancy Noguera C., yanancynoguera@puntoyaparte-ca.com
Presidenta y asociada de Punto y Aparte
Si no hay fuente oficial, no se publica. Se publica hasta que haya confirmación de una fuente oficial y directamente involucrada con el tema. Solo se publica, sin fuente, si existe una autorización superior del medio al más alto nivel, en razón de protección y seguridad de dicha fuente o altísimo interés público que no es posible subsanar con otras acciones de búsqueda de información por parte del periodista.
Así se hace periodismo y ese es el trabajo del periodista (nadie dijo que era fácil). Ese es el periodismo aprendido en las universidades, impulsado por muchas organizaciones que promueven el ejercicio de los derechos humanos y ese es el periodismo desarrollado en medios de comunicación y formatos que hacen periodismo correctamente, que hacen #buenperiodismo. Los que no lo hacen así, por tanto, no aprendieron cómo hacerlo o, pese a haberlo aprendido, no lo cumplen. ¿Razones? Qué nos las digan, con transparencia.
¿Por qué debe haber una fuente oficial o directamente involucrada con el tema? Para acercarnos a la veracidad, por responsabilidad con las audiencias, por transparencia y para responder a uno de los valores más importantes del periodismo: la credibilidad.
La omisión de esta práctica por periodistas y medios no es nueva. Ocurre muchísimo en los temas de fútbol y hay medios que operan bajo la consigna de privilegiar la inmediatez frente a la rigurosidad.
Pero lo correcto es que los periodistas, a la hora de informar, no podemos insinuar o asegurar a partir de una fuente no identificada. Nuestro trabajo es, además de tener buenas fuentes, tener otras fuentes oficiales que confirmen la información. Buscarlas de múltiples formas. Hasta entonces, con la fuente oficial confirmada, publicar.
Nuestra credibilidad como periodistas y como medios está ligada a esa práctica que nos hace buscar la precisión de los datos y las informaciones, acorde con nuestro compromiso con la verdad. Si lo dejamos de hacer, la credibilidad se vulnera. Que la audiencia, de forma sabia, privilegie a los que lo hacen así, y juzgue duramente y castigue a los que no.
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